miércoles, 8 de enero de 2020

¡Malditos adjetivos!




Artículo publicado en la revista del COACV en su número 1.
Autora: Mª Dolores Simó Bailén

Arquitecto colegiado 13277 COACV y Miembro de la Junta Directiva de AAYMA.


El lenguaje es importante en todos los aspectos de nuestra vida. Las personas sentimos la imperiosa necesidad de comunicarnos. ¿Pero qué digo? Ésta es la era de la COMUNICACIÓN. La cuestión radica en que nos hemos malacostumbrado a emplear únicamente cuatro palabras para referirnos a cualquier asunto, bien por holgazanería, bien por desconocimiento, o sencillamente porque #EstáEnElListadoDeLasPalabrasMásBuscadasDeLaRed. El tiempo ha cambiado de velocidad. Antes andábamos a 5 km/h y ahora nos movemos sobre un patinete eléctrico a 25 km/h. Lo que antaño era un estilo que perduraba décadas es hoy día una tendencia. Lo único que parece diferenciarlos son los adjetivos: estilo bohemio, estilo minimalista, estilo industrial, estilo nórdico… “modas” que responden a colores y al empleo de más acero o más madera. Y sí…esta mediocridad ha llegado hasta la Arquitectura, que NO decoración de interiores. Ahora una vivienda puede ser Ecológica, Bioclimática, de bajo consumo energético, un Edificio de Consumo Casi Nulo, Vivienda Pasiva e incluso, ésta es mi favorita, “eco-friendly”. Las tendencias pueden ser tan efímeras que incluso a los profesionales nos cuesta asumir y comprender las diferencias. ¿Cómo no vamos a confundir al resto?


El 1 de junio de 2013 entró en vigor el Real Decreto 235/2013 para la certificación de la eficiencia energética de los edificios. Muchos medios de comunicación, disculpémoslos porque la mayoría eran profanos en el tema, se lanzaban a redactar líneas como éstas: “El Certificado de Eficiencia Energética es un justificante requerido por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo para todas las viviendas que vayan a ser alquiladas o compradas por otra persona. Esta medida quiere conseguir una mejora de energía en todos los países de la Unión Europea” (1). El grueso de sus lectores, también inexpertos en la materia, lo único que entendieron es que surgía una nueva obligación. De repente, teníamos un trámite/impuesto que sufraga directamente el ciudadano y sin el cual un inquilino puede acampar plácidamente en tu casa sin pagar el alquiler (alegando que no se ha adjuntado el certificado de eficiencia energética al contrato) o que en Notaría no se realiza la compra-venta de tu apartamento porque falta un “papelito”. Han pasado 6 años desde ese momento y la situación no mejora. Bueno, en realidad sí, porque antes los clientes sólo te preguntaban si estaban obligados a hacerlo y su coste y ahora se limitan a preguntar por lo último. Rara vez un cliente que nos encargada un certificado de eficiencia energética se preocupa por su contenido o por su resultado. Ni qué decir cuando realizamos un Informe de Evaluación del Edificio (aquí otra mala pasada del lenguaje, pues “Inspección Técnica del Edificio” era y es más fácilmente comprensible para el ciudadano por su similitud con la ITV de los vehículos), en donde se revisan tres aspectos: el estado de conservación, la eficiencia energética y la accesibilidad de un edificio de viviendas. La filosofía de esta sectorización del informe se basa en la idea de que los tres aspectos tienen la misma importancia, pues todos influyen en la habitabilidad de los edificios. Pero en la práctica, la vecina de la puerta 6 es una señora mayor a la que le cuesta mucho subir los 3 escalones que hay antes del ascensor y el dueño del local tiene goteras por la terraza del patio de luces. Si a esto le sumamos que no se ha sabido explicar qué es eso de la Eficiencia Energética de un Edificio, cuando empiezas a comentar que las fachadas y las cubiertas no tienen aislamiento térmico, que plantearse una rehabilitación energética mejoraría la calidad de vida de todos los vecinos y que a la larga ahorrarán dinero en sus facturas de luz y gas, el gesto de sus caras te indica que reformar el zaguán es casi incuestionable, al igual que reparar la gotera (a pesar de que el dueño del local no ostente el título de “vecino del año” en la Comunidad), pero lo de poner aislante térmico en la cubierta para que las dos viviendas de última planta reduzcan su factura cuando la obra se costea entre todos…aquí acaba la cita. Pero el verdadero momento de tensión viene cuando en mitad de una obra de rehabilitación integral, la propietaria te dice que quiere unas ventanas de estilo vintage…de esas antiguas con marco de acero muy fino (todo ello mostrándote una revista para que veas lo bien que quedarán). ¡Y tú preocupándote por doblar las paredes, poner aislante térmico y un equipo de aerotermia para el agua caliente sanitaria evitándole a la señora una enorme placa solar en la cubierta que se vería a kilómetros de distancia! Esas ventanas no tienen rotura de puente térmico y tus esfuerzos por cumplir con la normativa de Ahorro de Energía se acaban de ir al garete... En ese momento sólo eres capaz de acordarte de nuestro querido Tip…”No sé si cortarme las venas o dejármelas largas”.

Señoras y señores, la ciudadanía no tiene un claro concepto de ARQUITECTURA SOSTENIBLE, ni lo que significa, en su más amplio sentido, el MEDIO AMBIENTE. Y es que nos quedamos con los adjetivos. Cuando antes hablábamos de los Certificados de Eficiencia Energética, lo único que apuntamos es que era un requisito, no que lo importante es tener una idea más precisa de cómo están construidos los edificios y cuáles serían las medidas a adoptar para que las facturas energéticas sean razonables, que consumamos menos energía y cuidemos de nuestra salud y de nuestro entorno. No en vano existen estudios que relacionan la calidad constructiva de los inmuebles con la salud de las personas y el retorno económico que implica la rehabilitación de edificios a las arcas de la Sanidad Pública. Mejorar la eficiencia energética de un inmueble implica mejorar también su habitabilidad, la calidad de vida de sus moradores y el Medio Ambiente. Aun así, no es suficiente. Porque la Sostenibilidad es un equilibrio entre el bienestar social, el cuidado del Medio Ambiente y el crecimiento económico. No podemos decir que una vivienda es eco-friendly (¡que viva el sarcasmo!) porque sus ventanas tienen las mejores prestaciones del mercado cuando éstas sólo se fabrican en Suecia y hemos emitido a la atmósfera una cantidad ingente de CO2 para transportarlas hasta Valencia: ESA VIVIENDA NO ES SOSTENIBLE. No podemos consentir que los ciudadanos se queden únicamente con los adjetivos, pues no dejan de ser una característica del sustantivo al que acompañan. No podemos tolerar que el márketing les engañe. Hasta la fecha, ya no se cuestiona la importancia de reparar una viga dañada, algunos aún reniegan ante la necesidad de que nuestros edificios sean accesibles… ¿pero tenemos claro a dónde nos llevaría una falta de planificación urbanística y arquitectónica basada en criterios de Sostenibilidad? Les invito a observar durante un par de minutos algún fotograma de “Blade Runner” o “El Quinto Elemento” y saquen sus propias conclusiones.

La tarea de los arquitectos es compleja, pues debemos de preocuparnos por la proporción de los espacios que diseñamos, su funcionalidad y el cumplimento de la normativa. Difícil porque además de solucionar los problemas a pequeña escala, como definir los detalles constructivos, debemos trabajar también a gran escala, como colocar y orientar correctamente la vivienda dentro de la parcela o diseñar urbanísticamente un barrio. Soy consciente, es un “suma y sigue” en ocasiones agotador… pero hay que hacer más. Uno de nuestros mayores defectos es dejar de lado lo importante para ocuparnos de lo urgente. Hay que abstraerse del ruido de alrededor, olvidarnos de la inmediatez… ¡la Arquitectura no puede ir a la misma velocidad que un tweet! Tenemos que OCUPARNOS de APRENDER y de ENSEÑAR lo que es la verdadera ARQUITECTURA SOSTENIBLE.

Humildemente he compartido con ustedes en las líneas de arriba algunas situaciones que suceden frecuentemente en mi jornada laboral como Arquitecto y las reflexiones que a consecuencia se me plantean. Hoy he tenido la ocasión de ponerlas en negro sobre blanco, aunque he de confesar que son todas ellas inquietudes comunes a otros: colegas de profesión, otros profesionales del sector y ciudadanos anónimos. El lugar en el cual las comparto habitualmente es AAYMA, Asociación de Arquitectura y Medio Ambiente del COACV. Aquí puedo aprender con los cursos técnicos que se organizan y puedo dialogar con mis compañeros en nuestros “Puntos de Encuentro”. Asuntos tan variados como la calidad del aire que respiramos, los residuos generados durante la construcción o el cálculo de un equipo de aerotermia son algunos de los temas que se tratan. Les animo a conocernos, a que se unan a alguno de nuestros “Puntos de Encuentro”, que son gratuitos, y compartan con nosotros su conocimiento y sus valoraciones… Para que entre todos clarifiquemos y dignifiquemos la verdadera ARQUITECTURA SOSTENIBLE.



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